De acuerdo con el análisis elaborado por Sergio Islas Arias, la reforma a la Ley Aduanera que se discute en México ha encendido un fuerte debate entre autoridades, especialistas y agentes aduanales. La propuesta plantea cambios profundos que, lejos de agilizar el comercio exterior, podrían frenar su operación y elevar los costos para empresas y consumidores.
Aunque la autoridad asegura que la intención es fortalecer la recaudación fiscal y garantizar mayor seguridad nacional, los ajustes ponen bajo presión a los agentes aduanales, quienes se convertirían en los principales responsables de los errores en los pedimentos de importación, incluso si provienen de información equivocada del importador o del proveedor.
Esto obligaría a pasar de una revisión promedio del 10% de la carga a una inspección casi total del 100%, algo inviable con la infraestructura actual. El efecto sería claro: más retrasos, mayores costos logísticos y productos más caros en el mercado.
Otro punto polémico señalado en el análisis es la propuesta de limitar la vigencia de las patentes aduanales. Actualmente, estas son vitalicias, pero con la reforma se reducirían a 10 años, con evaluaciones periódicas. Esto pondría en riesgo las fuertes inversiones que hacen las agencias en infraestructura, personal y equipo, cuya recuperación suele tomar más de una década.
Además, la iniciativa pretende que en cada operación se adjunte información bancaria internacional, comprobantes de transferencias y contratos de compraventa. Con ello, el agente aduanal tendría que validar transacciones financieras que corresponden al importador, asumiendo riesgos legales tan delicados que podrían considerarse comparables al contrabando.
México, como miembro de la Organización Mundial de Aduanas (OMA) y firmante del Convenio de Kyoto, tiene compromisos de modernización y facilitación en sus procesos aduaneros. Endurecer la legislación en este sentido iría justo en la dirección contraria: en vez de impulsar la competitividad, generaría un cuello de botella que frenaría al país frente a sus competidores internacionales.
El trasfondo de la reforma, de acuerdo con el análisis de Sergio Islas Arias, parece estar en la presión recaudatoria. Basta ver que hasta julio de 2025, la recaudación aduanera alcanzó un récord de 836,809 millones de pesos, con un crecimiento real del 21% anual.
El debate es claro: México necesita modernizar su sistema aduanero, pero la vía no es cargar de responsabilidades a los agentes. La alternativa es apostar por tecnología, inteligencia artificial y mejores esquemas de coordinación que fortalezcan la seguridad sin sacrificar la agilidad del comercio exterior.
La pregunta final que plantea el análisis es inevitable: ¿queremos un sistema que impulse la competitividad del país o uno que, en nombre de la recaudación, termine ahogando al comercio exterior?